Las aventuras de Iris (III)

La tercera parte de las aventuras de Iris se corresponde con el Epílogo de “MANUAL PARA LA GESTIÓN INTELIGENTE DEL AYUNTAMIENTO”, que escribimos en 2013-2014. En esta ocasión nuestro viaje en el tiempo a 30 años vista nos lleva a nada menos que 2044. Cambio climático, Audi A19, Ipad 22, prótesis transtibiales, impresora 3D, documentos guardados en soportes de ADN y, cómo no, los últimos coletazos de la resistencia al cambio… ¡Y por fin se revela el aspecto de Iris!

“No pienso nunca en el futuro porque llega muy pronto” (Albert Einstein)

Lunes, 11 de enero de 2044.

Iris, aún muy joven pero ya con bastante experiencia en la administración, sabe perfectamente que nadie en su ayuntamiento –nadie, en general- va a valorar el esfuerzo de madrugar extraordinariamente un lunes para llegar al trabajo incluso antes de la hora de entrada y rematar varios expedientes que, no por desidia sino más bien por acumulación de faena, se hallan inconclusos ya muy cerca de la fecha que marca el fin del plazo en la que su administración se compromete a resolver y notificar a los ciudadanos en la correspondiente Carta de compromisos del ayuntamiento. Esta fecha marcada por la Carta se basa en un plazo para resolver mucho más breve que el que establece la Ley, pero el tiempo es dinero y calidad en el servicio, y en esta Corporación existe el compromiso de dar el mejor servicio posible, el cual por supuesto Iris hace suyo. Los compromisos son promesas, y las promesas se deben cumplir, sobre todo las realizadas a los contribuyentes, si bien no cabe duda de que no siempre es fácil cumplir cuando el nivel de autoexigencia es tan alto. Este nivel requiere un esfuerzo global, mucho más allá del esfuerzo individual de madrugar un lunes, pero este último esfuerzo –piensa Iris- no se valorará, al igual que no se valoran otros méritos, y, siendo honestos, también deméritos, de cada empleado público. La solución a esto sería la correcta aplicación de la evaluación del desempeño, planteada en la ley desde el lejano 2007, pero diversos problemas –personales, políticos, sindicales, y en menor medida técnicos- siempre han dificultado su implantación en algunas administraciones públicas, a pesar del éxito demostrado en otras en las que se encuentra totalmente implantado ya desde hace décadas. La moraleja es que al final cada trabajador debe seguir apelando a su propia ética personal, su vocación de servicio público, para hacer las cosas bien. Esta técnica es aún mucho más antigua, de hecho milenaria, pero sigue siendo la más efectiva.

El caso es que hoy resulta especialmente difícil levantarse, no tanto por el sueño, que también, sino porque hace muchísimo frío. A pesar del calentamiento global la climatología está más desequilibrada que nunca y no es extraño que sobre todo en invierno se presenten días glaciares, incluso a las pocas horas de un día templado, del mismo modo que en verano desgraciadamente mueren personas debido a las olas de calor. Frío en invierno y calor en verano, parece normal, pero lejos de ser una regla general en ocasiones se da de manera desordenada, extrema, e incluso inversa. Finalmente, como no puede ser de otra manera, el cerebro vence al cuerpo y la Secretaria se alza sobre sus poderosas piernas apoyadas sobre prótesis transtibiales de fibra de carbono, momento en el cual no puede evitar pensar durante un segundo –como todos los días desde que ocurrió- en el grave accidente del año pasado. Afortunadamente sus días de deportista aún no han acabado, ni tampoco su afición por el alpinismo.

Bien desayunada y ataviada, la esbelta mujer accede al garaje y monta en su Audi A19 adaptado. Casi todos los coches hoy día son automáticos –no en el sentido tradicional, sino en el de que no necesitan conductor- y por supuesto eléctricos. Aunque suele hacerlo, Iris hoy no conduce porque realmente no siente que haya vencido por completo la somnolencia. Por supuesto la Secretaria municipal dispone de plaza de aparcamiento en el edificio administrativo, pero el GPS detecta un sitio para aparcar a apenas diez metros de la puerta principal –esto no es habitual más tarde, pero sí a esta temprana hora- e Iris piensa que mejor bajar ahí, al aire libre, y que el frío viento de la mañana la traiga al mundo de los despiertos.

Antes de tomar posesión de su mesa, la funcionaria da la orden verbal al equipo para que se encienda, pues lo primero que tiene que hacer es almacenar en él los archivos trabajados en casa durante el fin de semana. También podría haberlos guardado, por supuesto, directamente en el sistema, el cual se encuentra desde hace años en la nube, algo que fue la consecuencia lógica de la práctica disolución de la antigua frontera entre software y hardware. Sin embargo en esto Iris es tradicional y prefiere guardar la información en dispositivos propios que porta ella misma, de modo que abre su diminuto pero elegante bolso de antebrazo y extrae un soporte orgánico de almacenamiento MADN (molécula de ADN), de nada menos que de 17 Yottabytes de capacidad.

-Cuánta memoria –piensa Iris mientras observa el minúsculo dispositivo- Si se pudiera implantar en un cerebro humano… En Internet ya hay algún genio o charlatán que asegura que es posible. Internet, qué miedo… Un reciente estudio ha desvelado que la red contiene en este momento un trillón y medio de veces más información que todo el saber acumulado a lo largo de la Historia en libros manuscritos conservados. El estudio ha demostrado que el 83% de esta información publicada no es totalmente cierta y casi un 20% es totalmente falsa o errónea. Se debería regular eso –sigue pensando la joven-, una cosa es un blog de opinión, en el que el autor puede ampararse en la libertad de expresión para decir todo lo que quiera (salvo injurias y calumnias claro), y otra hacer pasar información falsa por verdadera, manipulando y muchas veces encrespando a la opinión pública, o peor aún, a otros influencers. Esto lleva más de treinta años haciéndose, y aún nadie ha sido capaz de ponerle solución.

Iris ya se ha liberado del frío que la recibió al bajar del coche. La temperatura autorregulada en el interior del despacho es agradable, si bien más bien tendente a un fresco soportable que al calor, pues en su momento se demostró que el gasto de energía en calefacción era totalmente insostenible desde todas las dimensiones del concepto. Parece mentira que nadie se percatara antes que es más barato, natural, respetuoso con el medio ambiente y mejor para la salud pasar un poco de frío en invierno. O quizá sí se percataron después de todo…

En un ambiente pues que incita al trabajo, Iris organiza con su vista, en ocasiones mediante órdenes verbales, las nueve subpantallas de su gigantesco monitor frontal[1]. En la central, normalmente más grande, aparece su trabajo del domingo, ya cargado desde el MADN. Parece más adelantado de lo que ella misma pensaba, lo cual significa que el Ayuntamiento cumplirá, una vez más, su Carta de compromisos. En la primera ventana, Iris no recuerda por qué, aparece el texto íntegro del artículo 75 de la Ley 30/2022, de 8 de octubre, básica de Entidades locales. En la segunda se encuentra en marcha, sin sonido, el vídeoacta del mes pasado, de la cual se están generando los correspondientes certificados videomáticos, si bien uno de los expedientes –increíblemente- le ha sido requerido a Iris para su remisión por medios y en soporte tradicionales. Duda sobre la forma de atender dicho requerimiento. La tres y la cuatro muestran las últimas vídeollamadas recibidas. La seis es la web institucional. Las tres últimas muestran imágenes del pueblo, y en concreto realizan un seguimiento de los servicios inteligentes de recogida y reciclaje de residuos, tráfico y transporte colectivo de viajeros, lo cual solo es un botón de muestra, ya que desde hace muchos años todos los servicios públicos municipales son inteligentes, y por supuesto sostenibles -algunos funcionan con energía eólica canalizada a través de modernas y potentes turbinas-. Al pasar fugazmente la mirada por una de estas cámaras de seguimiento Iris recuerda por asociación de ideas un libro de doctrina clásica, “Hoja de ruta hacia la Administración inteligente”, y esto le da una idea.

Iris
Así sería (y trabajaría) Iris en el año 2044. La imagen fue creada expresamente para la portada de MANUAL PARA LA GESTIÓN INTELIGENTE DEL AYUNTAMIENTO, autoría intelectual de un servidor y de la fantástica fotógrafa http://isbela.es/

-Recordatorio –dice en voz alta- llamar a don Xxx en una hora. Casi simultáneamente, una de las pantallas de las videollamadas transcribe la nota y pinta un relojito.

Una décima pantalla, esta vez en sus rodillas, es objeto de continuo reojo. Iris tiene a su madre constantemente monitorizada a través de su Ipad 22. La mujer padece una enfermedad ósea tumoral grave, tratable, pero incurable a pesar de la famosa “vacuna universal”. No obstante, gracias a la genómica y a partir de la secuenciación del ADN, recibe un tratamiento a base de medicinas personalizadas que mejoran mucho su calidad de vida.

Iris fija nuevamente la vista en una de las pantallas frontales, en la que un cuadro gráfico sustituye a la Ley de Entidades Locales. Se trata de un estudio que se autogenera cada mes a modo de informe gráfico-numérico sobre la eficiencia de los distintos servicios públicos. El Ipad 22 es obviamente un cristal inteligente, poco más en apariencia que un rectángulo de cristal para un hipotético observador de principios de siglo. La Secretaria acerca el Ipad a la pantalla y con un movimiento de dedo se guarda el documento en el dispositivo a fin de mostrarlo posteriormente en alguna reunión. Segundos más tardes, toma nuevamente el gráfico, esta vez con las dos manos, y lo proyecta tridimensionalmente en el aire a fin de proceder a su estudio inmediato. Observa los datos minuciosamente y llega a la conclusión inequívoca de que de 5 a 6 de la mañana absolutamente nadie coge el autobús, ningún día de la semana de ningún mes del año. Va a proponer al equipo de gobierno la supresión de esta franja horaria, si bien ya intuye que va a encontrar resistencias en base al argumento de que los ciudadanos merecen el mejor y más amplio servicio, algo que por otra parte ni remotamente se pone en duda.

Suena la vídeollamada. Es su secretario, quien se encuentra temporalmente en régimen de teletrabajo por maternidad. Hablan. Iris le pasa el vídeoacta llevando nuevamente el documento con el dedo de una pantalla a otra. En ese momento otra de las pantallas, la del recordatorio, parpadea. Está llamando a otro dispositivo en cumplimiento de la orden emitida hace exactamente 60 minutos. Iris se despide de su secretario y sin casi respirar saluda:

– Buenos días don Xxx, y perdone si no es buen momento ¿tiene usted cinco minutos para atenderme?

– ¡Hombre! Si es…

– ¿Lo de hombre va por mí? –interrumpe una Iris que, ciertamente, tiene mucho carácter- Por cierto, y dicho desde el respeto: hoy no me llame otra vez “la cebra”. Sinceramente es un apodo que odio…

– Umm, vale. Es que, hija, ahora lleváis unos pelos; pareces un motorista con traje al que le sale la corbata de la cabeza… –la joven luce una especie de casco azabache en contraste con un liso mechón níveo, este último de mucha mayor extensión que la media melena bruna-

– No sea anticuado por favor. Parece mentira ¡precisamente usted!

– Estoy pensando…

– ¿Está pensando, arrepentido, en su comportamiento poco respetuoso?

– No. Estaba pensando en llamarte “blanco y negro” a partir de ahora, ¿sabes lo que es?

– Ni idea pero no me gusta.

– Pues era un bocadillo que comíamos en mi época, a base de aceite, morcilla y longaniza, todo aplastado dentro de un buen trozo de pan. Buenísimo.

– ¿Comían esas guarradas? No me extraña que hubiera tanta obesidad.

– Pues la misma o menos que hay ahora, con el poco ejercicio que hacéis. Antes al menos quemábamos las calorías.

– ¡Oiga! ¡No lo dirá por mí! Participé en los JJOO de 2040 y este año, si el Ayuntamiento me deja, quiero ir a los paralímpicos…

– Ya lo sé, hija, ya lo sé, eres una atleta. Eso te vendrá bien en tu trabajo… Bueno, el preámbulo es agradable, pero dime en qué te puedo ayudar.

– Pues se trata de un problema con un funcionario casi de su edad…

– ¡Ja, ja, ja! Dicho así suena un tanto humillante, pero me lo tomaré con humor. Cuéntame, aunque intuyo por dónde van los tiros…

– Trabaja en Delegación de Gobierno, y quiere que le remita un expediente “físico”; por supuesto numerado, foliado, encuadernado, rubricado, por duplicado, e impreso en papel timbrado (del Estado).

– Lo suponía. Tuve ese mismo problema hace más de treinta años. Es increíble que aún ocurran estas cosas… ¡Pero te daré la solución!

…Una hora más tarde Iris, sin ayuda de los informáticos, envía una orden a la impresora 3D más cercana al funcionario de Delegación, para que imprima el expediente requerido en papel original, perfecta recreación del antiguo del Estado hasta en el membrete; reproduciendo asimismo mediante el sistema de modelaje a través de capas la carpeta (azul) del expediente, y también el gusanillo del encuadernado; e incluso depositando la medida justa de tinta en los garabatos que sustituyen la firma electrónica; y todo por duplicado. La competente funcionaria deja pasar unos minutos, y cuando lo considera oportuno ordena suavemente al ordenador:

– Llama a Delegación de Gobierno, extensión 081073… -esta llamada no tiene imagen pero cuando Iris siente la presencia de su interlocutor pasa a exponer en un tono mucho más agresivo y veloz, casi sin respirar- Hola, D. Yyy. Ya está enviado, lo tiene en la bandeja de la impresora que tiene saliendo de su despacho y yendo cuatro metros hacia la izquierda, numerado, foliado, encuadernado y todo lo que acaba en “ado”, incluido “trasnochado”… ¡Ah! Y quien no sabe bailar odia los tambores, proverbio ganés ¡Ciao!

Al otro lado de la línea queda estupefacto un funcionario con la espalda muy cargada y el ceño fruncido, de aspecto mucho más vetusto que el esperable a sus 64 años, y que ya hace 35, más bien al principio de la administración electrónica, se caracterizaba a pesar de su juventud por su especial animadversión por las TIC y una “resistencia al cambio” casi patológica. Pero esa lucha, probablemente nunca perdida del todo pero sin duda jamás ganada, lo ha dejado exhausto, agotado, prácticamente sin energía. Y por el camino no ha sido un empleado feliz (no ser feliz en el trabajo es una de las peores cosas que le pueden pasar a una persona en la vida)… ¡Pero Iris está que se sale! No me extrañaría que consiguiera varias medallas en los JJOO de Roma 2044 ¡Suerte!

Iris, quien precisamente nació en año olímpico, pronuncia: «Muse; Survival; subir volumen». Dentro de tres minutos se pondrá a trabajar a destajo, pero ahora está recibiendo su dosis diaria de motivación…

NOTA [1] Más que monitor gigante se trata de una pared de cristal inteligente, subdividida casi siempre en nueve pantallas por razones de operatividad y comodidad de su usuaria Iris, si bien admite cualquier otra distribución del espacio.

ANEXOS

© Todos los derechos reservados. Nosoloaytos. Web oficial de Víctor Almonacid Lamelas 2013. Aviso legal.

 

Deja un comentario