Hoy no hablaremos de los funcionarios que PIDEN fotocopias, que no sé para qué las quieren por cierto, sino de los que las hacen porque «está entre sus funciones», una más entre otras igualmente obsoletas. ¿Para cuándo vamos a revisar y, básicamente, amortizar esas funciones? Algunos puestos de trabajo ya no deberían existir o, de hacerlo, tendrían que ser reformulados completamente. Las resistencias que hasta ahora lo han impedido tendrán que dejar de resistirse, salvo que les importe un comino la calidad de los servicios públicos. Otra función pública, de más calidad, es posible.
Para los que trabajamos en la Administración Local nunca ha sido fácil determinar qué normativa nos resultaba aplicable en materia de Recursos Humanos, porque se mezclaba la estatal básica, la estatal no básica pero a veces aplicable, la autonómica sobre administración, la autonómica sobre recursos humanos, y tanto la estatal como la autonómica sobre régimen local. Y todo ello con una relación jerárquica y competencial poco clara, delimitada con los años por la jurisprudencia. Últimamente ha penetrado también el Derecho Europeo, que tiene el defecto y al mismo tiempo la virtud de chocar frontalmente con el Derecho interno de cualquier país de perfil administrativista o continental. En uno de los cajones indicados encaja el Real Decreto Legislativo 781/1986, de 18 de abril, por el que se aprueba el texto refundido de las disposiciones legales vigentes en materia de Régimen Local (TRRL). Pocas normas han envejecido peor que el Derecho Administrativo de los ochenta. Su artículo 169.1.d), aún vigente, establece lo siguiente:
«Pertenecerán a la Subescala Auxiliar de Administración General, los funcionarios que realicen tareas de mecanografía, taquigrafía, despacho de correspondencia, cálculo sencillo, manejo de máquinas, archivo de documentos y otros similares».
¿En qué queda esto en la actualidad? Mecanografía no significa trabajar en el PC, cosa que hoy en día hacen, en mayor o menor medida, todos los empleados públicos, sino copiar textos, normalmente pasarlos «a limpio», algo que ya parecía anticuado en el momento de publicación de la norma. Para hacer taquigrafía lo primero que hace falta es una máquina especial de las que hoy se encuentran en un museo. La taquigrafía a máquina era un sistema de transcripción rápida de lo que se iba diciendo en una sesión (normalmente judicial), en la que se empleaba un teclado especial que permitía registrar palabras y frases enteras con una sola tecla. También parecía obsoleto en los ochenta, momento en el que existían las grabadoras. Y no digamos ya hoy en día con las actas audiovisuales. El despacho de correspondencia vamos a dejarlo, porque correspondencia hay, pero eso debe gestionarse desde la Oficina de Asistencia en materia de registros, ya que muchos de esos escritos deben registrarse o «derivarse» al destinatario o departamento responsable. Lo del cálculo sencillo daba risa no ya en los ochenta, sino treinta años antes. Si el cálculo es complejo, para eso están las máquinas, y si es sencillo, lo puede hacer cualquier persona de cabeza (al menos los de mi generación, que nos sabemos la tabla de multiplicar), no necesariamente un auxiliar, pero vamos, que también se le podía preguntar a la calculadora en los ochenta o crear una tabla de Excel hoy en día. Manejo de máquinas me suena a los estibadores de los puertos, pero lo podemos cambiar por «manejo de tecnología», que tampoco es algo exclusivo de los auxiliares y más que una función en sí misma es una forma de ejercer las verdaderas funciones, ya que no es el fin sino el instrumento. El archivo de documentos es un clásico, que con el tiempo también queda muy matizado por el archivo electrónico, que también es automático, de los documentos administrativos. Queda un resquicio para el archivo histórico en esta función. Finalmente, el inciso «otros similares» es el que da más juego, habiéndose concretado normalmente en las Relaciones de Puestos de Trabajo o, simplemente, con el habitual ordeno y mando del superior jerárquico. Y es que, durante muchos años y aún en la actualidad, los auxiliares administrativos han sido utilizados como secretarios y secretarias de los jefes departamentales. Y a veces como secretarios personales, de los que cogen cita en la peluquería. Eso yo lo he visto.
Y claro, quedan tareas como las mencionadas fotocopias, transportar expedientes de un departamento a otro, incluidas las enormes «plicas» de los contratistas, que por su tamaño precisan un carro del supermercado, coger el teléfono (nada parecido a una verdadera atención telefónica), enviar faxes (otra tecnología antediluviana que sigue apareciendo en el Derecho vigente), conducir… Estas funciones, por cierto, siempre han estado a caballo entre los propios auxiliares y los subalternos, que menudo nombrecito. Sobre estos últimos, el TRRL se limitaba a decir que les corresponden «tareas de vigilancia y custodia interior de oficinas, así como misiones de Conserje, Ujier, Portero u otras análogas en edificios y servicios de la Corporación».
Y termino el comentario con varias preguntas abiertas, no tan difíciles de contestar… ¿Estamos cumpliendo los principios de eficacia y eficiencia organizativa y funcional? ¿Qué diferencia hay actualmente entre un administrativo y un auxiliar administrativo? ¿Qué pinta una fotocopia en un procedimiento electrónico? ¿Qué aporta a la organización mantener puestos de trabajo cuyas funciones hoy en día son automatizables? ¿Cómo afecta al avance de los procesos de transformación digital el mantenimiento y la defensa a ultranza sindical de estos puestos tal y como están? ¿Y las convocatorias de oposiciones para cubrirlos con nuevos funcionarios a los que además se condena desde el principio a realizar tareas de escasísimo valor? ¿Estamos convocando, por el contrario, oposiciones para cubrir puestos de trabajo STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics)? ¿En qué se están empleado los fondos Next Generation EU? ¿De verdad se están preparando las organizaciones para incorporar tecnologías como la Inteligencia Artificial, Blockchain, robótica, RPA o la computación cuántica?
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