10 preguntas a… Antonio Arias

«De ninguna manera deberíamos seguir con pruebas que sólo evidencian la calidad de la memoria en un momento y lugar determinados, además de la disciplina del estudio, que no es poco. Hoy las bases de datos ofrecen toda la información y se hacen precisos funcionarios que manejen la información con talento y vocación de servicio. Se nos olvida que un Interventor o un Secretario es un directivo y necesita personalidad y carácter para enfrentar los muchos problemas que va a tener sobre su mesa».

Hoy, en la sección «10 preguntas a…», nuestro invitado es Antonio Arias.

Antonio Arias Rodríguez (Oviedo, 1958) es Doctor por la Universidad de Salamanca. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Oviedo y en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Miembro correspondiente de la Real Academia Asturiana de Jurisprudencia y así como del Registro Oficial de Auditores de Cuentas.

Ha sido Síndico de Cuentas del Principado de Asturias, Gerente de la Universidad de Salamanca e Interventor de la Universidad de Oviedo. En la actualidad es patrono de la Fundación para la formación e investigación en auditoría del sector público (FIASEP).

Desde hace 14 años escribe en su blog www.fiscalizacion.es así como en el diario asturiano La Nueva España. Es también autor de diversas publicaciones profesionales sobre contenidos financieros y presupuestarios.

Ingresó, mediante Orden 651/2019 del Ministerio de Educación, en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, con la categoría de Encomienda.

1.- Usted ha ejercido durante 14 años como Síndico de Cuentas del Principado de Asturias. Imagino que habrá fiscalizado muchas barbaridades administrativas. ¿Se puede contar alguna que podamos compartir como ejemplo de lo que no se debe hacer?

Tampoco sería prudente por mi parte calificar o comentar algún trabajo aislado de esta manera. Al revés, he encontrado mucha gente haciendo mucho y bueno. La inmensa mayoría de las Administraciones (y sus funcionarios) hacen muy responsablemente su trabajo. Si me apuras, y lejos de mi responsabilidad, si podemos comentar alguna. En el ámbito público aparece, de vez en cuando, la noticia de algunos directivos que se organizan para repartirse un botín presupuestario como el puesto de manifiesto por la Sindicatura de Cuentas de Cataluña hace unos años ante la malversación de tres exdirectivos de la empresa de ferrocarriles de la Generalitat que había costeado un millonario plan de pensiones exclusivo para 16 ex-directores por 3,22 millones de euros, dando la apariencia de fondo complementario de la Seguridad Social.

Algunos casos afloran con ocasión de alguna auditoría periódica, como aquel sonoro fraude en el Museo Guggenheim Bilbao, descubierto tras recibir una comunicación del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas solicitando la rutinaria información económica de operaciones previas a la fiscalización de que iba a ser objeto. El Museo bilbaíno encargó la recopilación de esta información a un subdirector, dado que el director de Administración y Finanzas se encontraba de baja laboral desde hacía unos días, detectando las primeras irregularidades en la documentación contable y de archivo de la sociedad, que comprobó la existencia de transferencias de dinero a otras cuentas sin justificación.

Conviene no olvidar que la función de los auditores no es descubrir fraudes, sino «emitir una opinión técnica» sobre si las cuentas de una organización representan fielmente la realidad. Aunque con alguna frecuencia se pesca un barbo sin ir a buscarlo.

2.- Más allá de ese periplo, su trayectoria como empleado público se remonta a más de 30 años en el tiempo. Seamos optimistas: haciendo balance de todos estos años, ¿en qué podemos decir que ha mejorado la Administración?

La Administración ha mejorado en transparencia, morosidad y en tiempos de respuesta, aunque paradójicamente observo el laberinto burocrático mas embrollado que nunca. Aquella Administración de los ochenta que yo conocí era más familiar, empezaba a hacerse más impersonal pero aun imperaba el principio de “conocer a alguien”. El mes pasado, os recuerdo que suspendieron de empleo a una subinspectora de Hacienda por hacer las declaraciones de la renta a amigos y parientes fuera de su jornada de trabajo, pero en los ordenadores de la oficina ¡Tela!

3.- ¿Y cree que ha empeorado en algo?

Por una parte, detecto que el eje del control jurídico se ha ido desplazando hacia un control más economicista. No es que sea malo en si mismo, pero es una coartada para todo. El “santo temor al déficit” que decía Echegaray mucho antes de la estabilidad presupuestaria, es nuestra verdadera justificación para todo, que sin embargo no impide la procrastinación del agujero anual de las pensiones en las Cuentas de la Seguridad Social.

En asuntos más terrenales, no me canso de decir que la gestión de la contratación se ha vuelto muy compleja con los notables cambios que ha sufrido en los últimos años. Reconozco mi parte de culpa al exigir desde los órganos de control externo un enfoque cada vez más estratégico y objetivo. Pero el resultado obtenido ha derivado en un exceso de tareas que ha “desmotivado” a los empleados en esta área administrativa, donde se afrontan unos riesgos y una normativa que invita a escapar a otros puestos mejor o igual retribuidos. Incluso menos. Un goteo continuo y perceptible por todos los que estamos en este negocio. Bromeamos al respecto en una entrada de mi blog que titulamos “Tocata y fuga de los funcionarios de contratación”.

4.- ¿Cómo encaja el compliance en el ejercicio de la función interventora?

Las técnicas de compliance en cuanto buenas prácticas y funcionalidad preventiva siempre ayudan a mejorar, pero eso no autoriza a rebajar la figura de los diversos habilitados en nuestras Entidades Locales. El interventor es el eje del gasto público, pero no sólo del gasto público. Ahí están sus atribuciones y sus informes preceptivos sobre cumplimiento de la legalidad.

Lo que ha supuesto un soplo de aire fresco es el análisis sistemático de los riesgos y su atribución a un funcionario encargado en las organizaciones de asegurar la observancia de las normas en sus diversas áreas de riesgo. Donde se ha creado esa tarea, el funcionario asesora, emite recomendaciones y efectúa su seguimiento, en materia de cumplimiento legal de las obligaciones y riesgos de los diversos órganos y procesos. Es decir, actúa como un auditor de legalidad, emitiendo recomendaciones y llevando a cabo su seguimiento posterior. Me parece perfecto. En España, estamos asistiendo con enorme interés a la proliferación de muchas iniciativas de este tipo.

Antonio Arias
Antonio Arias

5.- ¿La transparencia es algo que, por lo general, nos tomamos en serio, o se ha convertido en puro postureo?

No es postureo. Hay políticos que huyen de ser directivos por ello. También porque como altos funcionarios ganan más y más discretamente. Lo triste es que la Administración o autoridad que quiere ofrecer transparencia lo hace y quien quiere escudarse en excepciones, lo consigue. No se trata sólo de acceder a la información. Es un camino sin fin. La generalización de los dispositivos móviles permite recoger la opinión de los usuarios en tiempo real sobre cualquier servicio prestado. Se empezó con los restaurantes o los hoteles y los usuarios de app’s colaborativas. Ya están tardando en integrarse en los portales de la Administración. Aquí la pregunta es ¿acabarán teniendo consecuencias para los empleados públicos?

6.- ¿Por qué cree que la implantación de la administración electrónica está siendo un proceso tan lento y lleno de resistencias?

No es barato. Afecta al empleo público y además recorta la discrecionalidad de la Administración. No es extraño que opere aquello de “vísteme despacio que tengo prisa”. Se ha querido hacer a “coste cero” y eso es imposible. Con aquellas tasas de reposición que no permitían crecer las plantillas era muy difícil dar el necesario apoyo informático. Por otra parte, contratar externamente con empresas esos servicios supone una descapitalización enorme y genera una dependencia inaceptable, como ya advirtió hace tres años la venerable Cámara de Comptos de Navarra. El gran desarrollo de la informática presupuestaria ha hecho más cómoda tanto la gestión financiera como la rendición de cuentas, sin que tenga explicación que la Cuenta General de las Entidades Locales se envíe en el otoño a los OCEx. Aunque se habla de una ciber-fatiga tecnológica en las organizaciones, para el control, tanto interno como externo, es una bendición tanta herramienta automatizada.

7.- Lo electrónico deja rastro… ¿Es el arma definitiva contra la corrupción o el cumplimiento de la legalidad sigue dependiendo de la ética del gestor público?

Mientras la corrupción tenga un componente de desviación ética, ninguna tecnología lo erradicará del todo. La corrupción es cuestión de altura de miras y visión institucional. Parafraseando a un conocido político “no se ataja la corrupción por decreto”. Como fenómeno oculto y complejo, demanda medidas integrales y sistemáticas para una eficaz protección de los intereses públicos. Por cierto, en este sucio escenario, el papel del funcionariado no ha resultado demasiado embarrado. No será extraño, en el futuro, la elaboración de estadísticas o informes que traten los millones de datos disponibles, tanto desde los órganos oficiales de fiscalización externa como de las organizaciones de la sociedad civil, identificando las áreas de riesgo de corrupción, tanto geográficas como operativas.

8.- En España tenemos problemas de gobernabilidad. Durante 2019 hemos visto que la clase política tiene enormes dificultades para alcanzar pactos de gobierno e incluso pactos de investidura. Esta situación perjudica, evidentemente, la gestión de los asuntos públicos. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Es fácil reclamar consenso y negociación, pero sin olvidar que no todo acuerdo es sagrado ni todo es negociable. El marco constitucional, el marco comunitario y el marco de Estado del bienestar son las dimensiones del escenario negociador. El asunto se complica porque son muchas las CCAA que tienen una sociedad civil débil. Me explico. Regiones como Asturias -y todo el “ala oeste”- tienen una enorme dependencia del sector público. Notan más esa parálisis que, por ejemplo, el levante.

La Administración aporta presupuestos que podemos admitir como lo más fácil pero el verdadero recurso escaso son las ideas. En Asturias lo sabemos mejor que nadie, con unos millonarios fondos mineros -para compensar el cierre de las explotaciones- que la sociedad civil fue incapaz de capitalizar ¿Dónde están esas ideas?

9.- ¿Los procesos selectivos deberían seguir consistiendo en test y pruebas memorísticas o deberían alternarse o incluso sustituirse por pruebas aptitudinales?

De ninguna manera deberíamos seguir con pruebas que sólo evidencian la calidad de la memoria en un momento y lugar determinados, además de la disciplina del estudio, que no es poco. Hoy las bases de datos ofrecen toda la información y se hacen precisos funcionarios que manejen la información con talento y vocación de servicio. Se nos olvida que un Interventor o un Secretario es un directivo y necesita personalidad y carácter para enfrentar los muchos problemas que va a tener sobre su mesa. E iniciativa y liderazgo de equipos. Otra cosa es que las pruebas necesariamente deban seguir siendo lo más objetivas posible y evitar la arbitrariedad o el clientelismo. No quiero pensar como nos colonizarían de protegidos políticos si descuidamos el acceso a la función pública. Una entrevista para evaluar aspectos emocionales siempre será un problema. Pero nadie fuera de nuestros círculos habituales está planteando seriamente este debate, que me parece el más importante de la próxima década. Los sindicatos se opondrán con uñas y dientes.

10.- ¿Por qué es interesante (e incluso conveniente) que un empleado público tenga un blog y presencia en las RRSS?

Para muchos compañeros el “exceso de visibilidad” es la única razón para no dar el salto al blog. También para participar como ponente habitual en seminarios. Me apena que mucha gente valiosa se deje envolver por esa cultura inmovilista y burocrática: ¡que no se sepa que existes! Es la contestación que me han dado docenas de veces cuando he animado a escribir a funcionarios brillantes. Los jóvenes más valiosos y activos, recién entrados en al Administración, temen ese posible protagonismo y nos privan de su nueva perspectiva.

Un blog permite transmitir el conocimiento que se tiene de una determinada materia y encontrar respuestas a las cuestiones que resultan del diálogo con otros funcionarios, que también son autores y lectores de otros, y, por tanto, el enriquecimiento es gratuito, mutuo, exponencial y diario. Esta comunicación, de la que tu, Víctor también eres un ejemplar protagonista, genera una comunidad virtual en las redes sociales con grupos de lectores habituales interesados en la misma materia, que nos permite estar al día de las principales novedades o cuestiones de nuestro interés.

Como universitario he aprendido que no se sabe de un tema hasta que se escribe sobre él. El blog tiene esa virtud. Pero no es gratis; muchos prefieren dedicar sus ratos de ocio al respetable entretenimiento de leer novela. Perfecto, pero no entiendo la crítica de quien nunca hace nada. Una vez creada la página hay que alimentarla, y esto necesita tiempo. No sólo requiere esfuerzo para contarlo bien y ameno, sino para investigar por el ciberespacio y aportar las mejores fuentes. Yo sólo he encontrado virtudes al mantener el blog www.fiscalizacion.es; creo sinceramente que te hace mejor funcionario y si me apuras, mejor persona.

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