«A veces no comprendo el comportamiento humano. Sólo intento hacer mi trabajo de la forma más eficiente.» (C-3PO ante la molestia de Han Solo. STAR WARS, episodio V, El Imperio Contrataca)
Manejamos (y seguramente ignoramos) unos datos muy preocupantes en la evolución de las edades y los perfiles del empleo público español. Según la fuente La Razón «En 2030 habrá 900.000 funcionarios menos» (dejarán las Administraciones Públicas por jubilación). En este momento sólo el 7,5% son menores de 30 años y únicamente un 0,2% tiene menos de 20.
Parece ser que estos datos proceden del interesante Informe «Edad de los asalariados del sector público», elaborado por ADAMS Formación, pone de manifiesto el envejecimiento de la plantilla en las Administraciones Públicas. En solo 5 años se habrán jubilado 330.800 asalariados del sector público y, a lo largo de la próxima década, la previsión es que 905.100 alcancen la edad de jubilación, lo que supone un 30% de la plantilla actual. Dicho porcentaje alcanzará el 44% en 15 años, ya que se habrán jubilado 1.419.600 empleados públicos sobre un total 3.228.700. Todas estas cifras se pueden completar en la fuente original, de la que compartimos también el la siguiente demoledora infografía (que arroja datos especialmente escandalosos en las CCAA, algo lógico si pensamos que ya se ha cumplido un ciclo generacional desde su creación):
Por supuesto, numerosos compañeros como María Dapena, Jose Antonio Latorre, Javier Cuenca, Virginia Losa, Rafael Jiménez Asensio o Mikel Gorriti (cuyo tuit adjuntamos) ya se han hecho eco, también, de esta preocupante problemática (preocupante para algunos, porque otros la ignoran e incluso la tergiversan):
¿No les parece que esta es una magnífica oportunidad para repensar el modelo, tal y como apunta Gema Pérez?
Por nuestra parte, este es un tema del que ya hemos hablado en no pocas ocasiones: véase en este blog «¿Quién va a cubrir los altos cargos cuando se jubilen?«, «Enamorando al empleado público del mañana«, o «La automatización laboral: adiós a todos los trabajos físicos«; y en otros medios, por ejemplo, nuestro artículo «El empleo público a mediados del siglo XXI: problemas y soluciones. Una propuesta integradora«.
Lo cierto es que a algunos se les llena la boca hablando de «transformación digital», una expresión (junto con la de «agenda digital») que parece que ha venido para sustituir la de «administración electrónica», sin ser en absoluto lo mismo. Y es que la administración electrónica es, además de tecnológica y digital (y legal), un proceso que busca mejorar el servicio público y que se basa, tanto o más que en la tecnología, en los cambios organizativos y las nuevas aptitudes, asignaturas absolutamente pendientes ahora mismo en lo público. Como ya dijimos en esta ocasión, el fracaso de la llamada transformación digital va a venir por el lado organizativo. Y que es que, como también hemos indicado más de una vez, la transformación que necesitan las AAPP no debe ser únicamente digital, sino «digitotal».
¿Y qué me dicen de las nuevas aptitudes? No parece que las convocatorias de empleo público (otra vez numerosas tras unos años de relativo parón), ni los temarios, ni sobre todo las pruebas a superar, busquen en absoluto nuevos perfiles. Tanto da que se jubilen los que se jubilen si se mantienen los puestos relacionados con el papel (algo que ya es bastante malo de por sí, ya que implica la supervivencia del papel en esa organización), y en general los puestos y las funciones que se pueden y se deben automatizar. ¿Tiene algún sentido sustituir a un funcionario de 65 años «que hace fotocopias» por uno de 25 años seleccionado en principio para hacer lo mismo hasta 2060? No podemos mantener o crear puestos «sin contenido». Tampoco tareas automatizables, salvo que usted piense que puede superar a una máquina calculando o realizando esfuerzos físicos. ¿Para qué mantenemos puestos de trabajo «de robot»?… ¡Ya existen los robots!
Hace poco pude ver la última película de Star Wars. Tampoco es la primera vez que hablamos de la saga, muy presente en entradas como Especial Reyes: frases de superhéroes aplicables a la gestión pública, y sobre todo “Star Wars: Los últimos Jedi” y el Archivo electrónico.), y también en nuestro capítulo de la GUÍA PARA EL BUEN GOBIERNO LOCAL de la FEMP.
Las películas de Star Wars muestra un ejempo tan claro de lo que queremos ilustrar, que ya lo hemos utilizado en alguna charla sobre el tema:

En la imagen me refiero al elenco original de Star Wars. Esta es una foto de 1977. En ella reconocerán al menos al famoso Harrison Ford y quizá a alguna persona más, si bien puede que tengan dificultades con los actores que interpretaban a sus personajes desde dentro de un disfraz. Uno de ellos es Kenny Baker, el actor más bajito de los que aparece en la foto y quien dio vida al redondeado robot R2-D2 durante siete películas. Falleció en 2016, cuando quedaban por rodar las dos últimas de la saga. Más allá de la desgracia personal, la pequeña «crisis» laboral se solucionó rápido: fue sustituido por un robot «de verdad», porque en ese año esto ya era tecnológicamente posible y por lo tanto no tenía sentido que una persona hiciera ese trabajo.
En fin. Echamos de menos que las ofertas de empleo público se hagan eco de la realidad, y por tanto de las necesidades reales de cubrir determinados puestos de trabajo en las AAPP, puestos para los que se requieren capacidades absolutamente humanas, y que por definición nunca serán automatizables:
1.- Atención ciudadana avanzada: asistencia en trámites, servicios sociales, mediación, otros servicios asistenciales, actividades lúdicas y educativas…
2.- Puestos directivos y de carácter muy técnico: dirección y coordinación de proyectos, DPO, analista de datos, gestor de conflictos, compliance officer…
Pero el modelo por el que se apuesta es otro. Uno que se podría calificar como continuista, cuando precisamente lo peor que puede hacer ahora mismo la Administración es continuar exactamente igual… ¿Esto es así para fomentar el clientelismo o simplemente por mera miopía política? Seguramente por las dos cosas. Grave es la ignorancia, peor la falta de ética, pero las dos juntas… Las dos juntas acabarán con lo público.
¿Y saben qué? Yo no me habré jubilado en 10 años, porque aún soy relativamente joven. Otra cosa es que me haya ido (y colabore en el servicio público desde fuera). Al fin y al cabo el estímulo es trabajar para mejorar la vida de las personas, pero nadie dice que esto sólo se pueda hacer desde dentro, máxime si la Administración degenera tanto que se convierte en una simple ubre que ordeñar para que muchos trabajen, más o menos, pero siempre con un bajísimo aporte en valor público. ¿Y todo por tener «estabilidad»? No está tan claro. A lo mejor un día viene Amazon o Google, y nos despide a todos…
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