El pasado jueves tuve el honor de asistir como ponente a la I JORNADA DE LIDERAZGO PÚBLICO, organizada por la Universitat Politècnica de València (Facultad de ADE) y AVAPOL.
El evento tuvo una amplia difusión y seguimiento, como puede comprobarse buscado el hashtag #liderpublico en Twitter. Mi intervención se produjo dentro de la Mesa redonda: Liderazgo y motivación en la Administración Pública: ¿necesidad o realidad?, que tuve el placer de compartir con grandes líderes públicos como Cintia Poveda, Juan Ramón Adsuara, y Miguel Barrachina.
Por mi parte, traté de responder a la difícil pregunta ¿Cómo se lidera?, a través de mi experiencia personal, y por supuesto desde un tono informal alejado de planteamientos teóricos o doctrinales.
A mi modesto entender, se lidera a partir de cuatro pilares o condiciones que se deben producir de manera consecutiva (en el siguiente orden) y en algunos casos también de forma simultánea: creer en una idea (1); tener capacidad de comunicarla de forma que se involucre y motive a los demás (2); ser persistente (3); y no estar solo (4). Vayamos con el desarrollo de cada uno de estos aspectos:
1.- Creer en una idea: esto da conocimientos y genera entusiasmo. Cuando algo nos gusta, le dedicamos horas, lo devoramos, nos lo aprendemos, acabamos siendo expertos. Recuerdo un compañero del colegio que suspendía todas las asignaturas pero que con solo 8 ó 10 años ya explicaba con total naturalidad que el Valencia CF jugaba el domingo en Las Gaunas, que era el campo del Logroñés; luego recibía a la UD Salamanca, donde había que vigilar al peligroso Carlos Américo Brizzola; y viajaba dentro de dos semanas al Insular de las Palmas, que era un campo más complicado de lo que parecía. No era, por tanto, ni mucho menos tonto. Lo que ocurría es que el fútbol le motivaba y las matemáticas, no. Por supuesto no solo se sabía el nombre de todos los estadios y futbolistas de primera división, sino que seguía cada partido con entusiasmo. No sé qué ha sido de él, pero habría sido un excelente periodista deportivo.

2.- Capacidad de comunicación y motivación. Su finalidad es la transmisión de esos conocimientos y el contagio de ese entusiasmo. La anterior es intrínseca; esta fase es compartida y por tanto la primera que puede tener repercusión en la organización. Confucio vivió aproximadamente en el año 500 a.C, y aún hoy es conocido por ser un enorme pensador y el padre del confucianismo. Pero fue, primeramente, funcionario (!), con lo cual la referencia es muy adecuada. Siendo aún joven, trabajó para la administración del Estado de Lu. Su primer trabajo fue en los graneros estatales y, aunque en personajes tan antiguos las biografías nunca son fiables, dicen que desde ahí llegó a alcanzar el rango de Ministro de Justicia. Confucio habría establecido numerosas reformas que condujeron a una administración de justicia caracterizada por su imparcialidad y a la práctica erradicación del crimen. Lu llegó a ser tan poderoso que el gobernante de un estado vecino intrigó para conseguir la destitución del ministro. Sin embargo él mismo dimitió del cargo años más tarde, ya que la administración de hace 2.500 años ya era corrupta (tiempo ha habido para que hubiéramos cambiado!) y no estaba de acuerdo con la política que seguía el príncipe. Fue una gran decisión porque lo mejor de su pensamiento fue concebido después de su etapa en la administración. Confucio, entre otros fantásticos axiomas que dejó, opinaba que toda acción humana debía tener por objeto final la paz universal y la armonía general. Pero el principal motivo que justifica nuestra mención del gran pensador es que promulgó el mejor paradigma sobre técnicas de comunicación y motivación que yo he escuchado jamás:
“Dime algo y lo olvidaré; explícamelo realmente bien y lo recordaré durante un tiempo. Pero amigo, involúcrame, y entonces no solo lo entenderé y lo recordaré para siempre, sino que además me tendrás de tu parte”.
En una organización es necesaria mucha formación, información y motivación, establecidas de forma planificada y a través de cauces formales y oficiales, y también en algún caso informales y oficiosos. Las cosas se explican, se exponen de una manera detallada, razonada, comprensible, y transparente. Y como consecuencia tendremos que una persona normal, con un cociente intelectual normal, y con una actitud ante el trabajo y ante la vida, normal; entenderá y ayudará a ejecutar cualquier proyecto. Hay que involucrar a todo el mundo, y en su defecto a la mayoría. No hay resistencia al cambio que 100 años dure.
3.- Persistencia. Cuando hablaba de “creer en una idea”, se puede decir que en mi caso el mensaje subyacente en toda mi carrera profesional, mi consigna, mi santo y seña, mi especialidad… ha sido la administración electrónica. Llevo insistiendo en esta idea desde hace más de 10 años; con diferentes reacciones por parte de los interlocutores… Mientras tanto, en el contexto, van pasando cosas como la crisis (que motivó por ejemplo la aprobación de los Planes de Ajuste); o la aprobación de las nuevas Directivas que imponen la contratación electrónica. Es interesante repasar la evolución, y en todo caso la conclusión es el triunfo de la constancia. Los titubeos no van a ninguna parte, de hecho acaban convirtiéndose en el contraataque que da el triunfo a los detractores. Yo en realidad siempre dije lo mismo, y como digo es curioso observar cómo son los demás los que van cambiando:
- 2004: “La administración electrónica es más rápida, más legal, más eficiente, más transparente, y ahorra dinero”__ Sin reacción.
- 2005-2006: “La administración electrónica es más rápida, más legal, más eficiente, más transparente, y ahorra dinero”__ “Eres un pesaó, eso ya lo dijiste. Cállate ya con la informática que tenemos otras cosas que hacer”.
- 2007: “La administración electrónica es más rápida, más legal, más eficiente, más transparente, y ahorra dinero”__ «Cansino es un rato… Pero ¿Y si tuviera algo de razón? ¿Y si tuviera esto algo que ver con la Ley esa 11/2007, de acceso electrónico de los ciudadanos a los servicios públicos?”
- 2008: “La administración electrónica es más rápida, más legal, más eficiente, más transparente, y ahorra dinero”__ “Explícame un poco más, porque parece ser que sí tenía que ver. Además, aunque sea una ley de informática, al fin y al cabo es una ley y también parece que obliga a hacer algunas cosas”.
- 2009-2011: “La administración electrónica es más rápida, más legal, más eficiente, más transparente, y ahorra dinero”__ “Anda, pero si estamos en crisis y una de las cosas que dices es que ahorra dinero, incluso tienes cifras de ahorro y reducción de cargas administrativas de tu Ayuntamiento. ¡Enséñame cómo se hace!”
- 2012-2014: “La administración electrónica es más rápida, más legal, más eficiente, más transparente, y ahorra dinero”__ “Madre mía! Estamos ya fuera del plazo de implantación de la Ley 11/2007; y del de la Ley de Economía Sostenible que hablaba de septiembre de 2011 para tener un Plan de Administración Electrónica; y del de la implantación de los Esquemas Nacionales de Interoperabilidad y Seguridad; y lo que viene: la facturación electrónica y la aplicación de la Ley de transparencia máximo en 2015, la licitación electrónica máximo en 2018… En definitiva: reconocimiento (tardío pero inequívoco) y, sobre todo, cambio prácticamente gestionado (en un Ayuntamiento, en un colectivo… ¿en el sistema?).
4.- No estar solo. Se divide a su vez en dos:
- Liderazgo político y liderazgo técnico equilibrados. Estuve comiendo el otro día con otro gran líder público que es Xavier Sancliment (responsable del proyecto de Smart City y Gobierno abierto de Terrassa durante seis años), y coincidíamos en que, aunque en un principio pensábamos que eso del liderazgo político consistía en que te dejaran hacer y no pusieran demasiadas pegas, ha quedado demostrado que se necesita algo más, incluso mucho más, por parte del gobierno corporativo. Siempre hay una persona, perteneciente al ámbito político o técnico, que tira un poco más del carro, pero el grado de intensidad en el compromiso de ambos debe ser similar. No se trata de que haya un pollo con dos cabezas, sino de no deslegitimar a la única cabeza y que el proyecto acabe siendo, y esto es lo malo, un pollo sin cabeza.
- Cómplices. Si uno ha hecho todo lo anterior (1-3), si tiene una idea, una pasión, la ha explicado, la ha transmitido y ha sido persistente, en condiciones normales tendrá adeptos, simpatizantes, seguidores, o como me gusta más “cómplices”. Ninguna persona sola, por fuerte, pasional y persistente que sea, puede cargar con un proyecto entero sobre sus espaldas: concebirlo, proyectarlo, pulirlo y ejecutarlo. Imposible. No quiero acabar mi exposición sin hablar de los #Intraemprendedores. Son los que marcan la diferencia en las organizaciones públicas, mucho más que el dinero o los medios. Nunca se valorará lo suficiente (de hecho no se valora, actualmente, nada) a esas personas que, motu proprio, sin recompensa retributiva (digo evaluación del desempeño en voz alta y me responde el eco) ni honorífica alguna, deciden ir mucho más allá de sus estrictas funciones y abordar tareas extraescolares, muchas veces complejas y repletas de dificultades, con la única pero robusta motivación de que creen que está en su mano mejorar las cosas. A los #Intraemprendedores, Dios los cría y ellos se juntan (en una organización, en un colectivo, en las RRSS…). Algunos son líderes, otros perfectos escuderos. Es el ejemplo claro de “cómplices”.
Y ya por último, recuerden: un jefe inspira temor; un líder confianza. Un jefe abronca; un líder alecciona, corrige sutilmente. Y sobre todo: un jefe actúa como si lo supiera todo; un líder pregunta constantemente. Decía Rockefeller (el millonario que construyó un impero, no el cuervo de Jose Luis Moreno): “En esta vida he dudado… Pero siempre que he dudado he preguntado”. No le fue nada mal. Muchas gracias.
ANEXO: Presentación de Borja Colón
Estoy totalmente de acuerdo, hay que conseguir que todos remen en la misma dirección en la barca, y quien ejerce el liderazgo no se convierte en un primus inter pares, sino en un compañero que lleva la dirección, siendo conscientes de que, todos somos importantes en el equipo y que todos tenemos un papel importante en la organización.
El derecho al olvido debe ser un derecho íntimamente relacionado con el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen. Y el olvido al derecho es síntoma de sociedades poco evolucionadas o bárbaras.
En cuanto a twiter, lo que ofende y lo que nos ofende parte de la premisa de que «lo que ofende» está marcado por el orden social y la paz pública, o lo que el hombre medio considera atentatorio, es decir algo que, tras los convencionalismos sociales consideramos atentatorios por la sociedad en general, llegando a objetivizarlo, y «lo que nos ofende», parte de otra premisa, que es lo subjetivo, lo que a cada uno, según sus sentimientos, vivencias, experiencias, cultura, costumbres, le ofende.